Recuerdos

Todavía algunas veces huele a sangre. Se lava las manos una y otra vez, pero su piel sigue impregnada. No parece que le moleste; es más bien una ceremonia. Siempre fue muy meticuloso. Decía que era como un cirujano sin pulir: abrir, extirpar… y no cerrar. Sus clientes preferían no ver el sobrante, sobre todo teniendo éste un rostro. Parece recordar todas aquellas caras y ninguno de nuestros nombres, es curioso. Supo reconocer a cada una de sus víctimas y a ninguno de sus hijos. Supo robar y vender órganos durante veinte años, y hoy no es capaz de atar los cordones de sus zapatos. Pero continúa lavándose las manos una y otra vez frente a su reloj parado.

El dragón

Mejor el dragón que mamá. Si hay que elegir quién se va, que sea él. No me gusta cuando echa humo por la nariz. Cuando le doy un beso antes de ir a dormir rasca. Y a veces parece que escupe fuego. Adiós papa.

Si puedes mirar, ve.

Si puedes ver, repara.

José Saramago

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