El circo y yo

La primera vez que no fui al circo, podía oler a los tigres desde la ventana pero una noche todos se marcharon sin esperar a que les visitara. La segunda vez que no fui al circo, había que apretarse el cinturón porque eran malos tiempos y las entradas eran un gasto imprevisto. La tercera vez que no fui al circo, mi hermano quiso ser hijo único y ejerció como tal dejándome en casa. La cuarta vez que no fui al circo, era un espectáculo triste y maltrataban a los animales. La quinta vez que no fui al circo, pensaron que era para niños y yo ya no querría ir. La sexta vez, me escapé con el circo y no me han vuelto a ver el pelo.

Si puedes mirar, ve.

Si puedes ver, repara.

José Saramago

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